LESIONES DE POLEAS EN ESCALADORES
Una de las consultas más comunes en la clínica son las lesiones de las poleas en los dedos trifalángicos. Éstas son muy frecuentes en escaladores, ya que la práctica de este deporte implica grandes cargas sobre estas estructuras que en muchas ocasiones derivan en lesión.
En cada dedo tenemos cinco poleas anulares (A1, A2, A3, A4 y A5), y cuatro poleas cruciformes (C1, C2, C3 y C4).
La función principal de las poleas es mantener los tendones flexores acompañado al hueso. En caso de existir una rotura, lo que ocurre es que el tendón deja de estar pegado al hueso y se nos genera la alteración tan conocida como "dedo en cuerda de arco". A nivel funcional nos va a provocar una limitación en el movimiento, no permitiendo una flexión completa, e incluso una pérdida significativa de la fuerza del dedo.
Sin embargo, una lesión en las poleas, no siempre va a ser una rotura necesariamente, y es por ello que realizar un diagnóstico adecuado inicialmente, nos va a ayudar a aplicar un tratamiento adecuado a cada situación. La clasificación de las lesiones de poleas en dedos trifalángicos es la siguiente:
- Grado I: distensión de la polea o esguince simple de la misma.
No suele cursar con inmovilización pero si con protección mediante otras técnicas aplicadas por el terapeuta de mano. - Grado II: lesión completa de la polea A4, o lesión parcial de las poleas A2 o A3.
Existe un periodo de inmovilización aproximado de una semana y media (10 días) a partir de los cuales comienza el proceso de rehabilitación con secuencias específicas. - Grado III: lesión completa de las poleas A2 o A3.
La inmovilización abarca desde las 2 semanas a los 52 días. - Grado IV: lesiones múltiples de las poleas (A2-A3, A2-A3-A4), o lesión simple de las poleas A2 o A3 con lesión muscular de lumbricales u otros ligamentos.
La inmovilización, como en el caso anterior, abarca desde las 2 semanas a los 52 días.
Las pruebas diagnósticas suelen ser radiografía (para descartar lesiones óseas fundamentalmente) y ecografía.
En función del grado de lesión, el tratamiento puede ser conservador o quirúrgico. Por regla general la cirugía es la opción más adecuada cuando se produce una rotura múltiple, es decir, un grado IV.
Para terminar, nos gustaría destacar que la precocidad en el correcto diagnóstico es fundamental para poder comenzar con el procedimiento de recuperación adecuado, incluso cuando la lesión es mínima. De esta forma, la persona podrá recuperar su actividad diaria normal, incluida por supuesto la escalada.
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¡Esperamos os haya resultado útil!