Una de las consultas más comunes en la clínica son las lesiones de las poleas en los dedos trifalángicos. Éstas son muy frecuentes en escaladores, ya que la práctica de este deporte implica grandes cargas sobre estas estructuras que en muchas ocasiones derivan en lesión.
En cada dedo tenemos cinco poleas anulares (A1, A2, A3, A4 y A5), y cuatro poleas cruciformes (C1, C2, C3 y C4).
La función principal de las poleas es mantener los tendones flexores acompañado al hueso. En caso de existir una rotura, lo que ocurre es que el tendón deja de estar pegado al hueso y se nos genera la alteración tan conocida como "dedo en cuerda de arco". A nivel funcional nos va a provocar una limitación en el movimiento, no permitiendo una flexión completa, e incluso una pérdida significativa de la fuerza del dedo.
Sin embargo, una lesión en las poleas, no siempre va a ser una rotura necesariamente, y es por ello que realizar un diagnóstico adecuado inicialmente, nos va a ayudar a aplicar un tratamiento adecuado a cada situación. La clasificación de las lesiones de poleas en dedos trifalángicos es la siguiente:
Las pruebas diagnósticas suelen ser radiografía (para descartar lesiones óseas fundamentalmente) y ecografía.
En función del grado de lesión, el tratamiento puede ser conservador o quirúrgico. Por regla general la cirugía es la opción más adecuada cuando se produce una rotura múltiple, es decir, un grado IV.
Para terminar, nos gustaría destacar que la precocidad en el correcto diagnóstico es fundamental para poder comenzar con el procedimiento de recuperación adecuado, incluso cuando la lesión es mínima. De esta forma, la persona podrá recuperar su actividad diaria normal, incluida por supuesto la escalada.
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